lunes, 4 de agosto de 2008


" Poemas de los Bajos Fondos " IV )

V. »Tratado de Microeconomía«


(Escultura "Caballo" del artista colombiano Fernando Botero, ubicada en pleno corazón del Parque Forestal, a las afueras del Museo de Arte Contemporáneo, en Santiago de Chile. Fotografía tomada, al parecer, por Roberto Castro Boniche, ciudadano de Coquimbo, Chile).


"El café hoy no es el mismo. ¿Quién los entiende? El síndrome otoñal..."
—Reflexiona y elucubra acodado a la barra el dueño del local que se vacía—
Los parroquianos sólo han pedido la prensa agua y más agua y menos ropa
Cuando les reprochó lo exiguo del consumo muchos de ellos se indignaron
Agarraron sus maletines sus curriculums sus rutinas sus dudas y certezas
Se largaron llevándose también a Platón o a Pepe Antártico a cuestas
La mayoría se dirigió a sus barrios a sus calles a la soñolencia de sus vidas
Alguno se quedó enamorando a la Filosofía sobre el pasto del Forestal
Muy cerca de ese penetrante aroma del grano adscrito a los trópicos
O de la mullida veneración por la estructura de la minifalda y el escote....

Junto a la caja y ensimismado el veterano hombre maquina elaborados planes
La portentosa mujer que se sabe deseada por su jefe fuma en el portal
Le resulta imposible abstraerse de los embates de una refriega callejera
Curiosa mezcla de féminos alaridos y de un Tratado de Microeconomía
Llegados nítidamente a sus oídos desde el aledaño Pasaje Estados Unidos
—Los alaridos pertenecen a una mujer reclamando la plata del arriendo
Y ese tratado en clave de excusa a un inquilino cesante y fiel cliente del café—.

Decidido a jugar su última carta el hombre baja la herrumbrosa cortina del local
Plagia la iniciativa de los predecibles y anuncia que va a dar una vuelta al parque
Gentleman empedernido sorprende e invita a la mujer a ese desinteresado paseo
—Antes con gesto cómplice y risa ancha le sugiere que se ponga un poco de ropa

En silencio y a prudente distancia cruzan Calle Merced y enseguida Calle Purísima
Un trío de gitanas deparando destinos. Escolares copando la entrada al Bellas Artes
Palomas pugnándose mendrugos de pan y un tenue Sol de principios de abril
Los envuelve poco a poco en el indescifrable desasosiego de las seis de la tarde
Sin quererlo o queriéndolo chocan sus hombros y sus caderas en un andar torpe
Y se empinan para ver un Mapocho esmirriado por los caprichos del progreso....

A las patas de un Botero y sentado en su maletín un hombre lee y seduce a Platón
Cuando captura su olor y aparta los ojos de la lectura y la ve ceñida al abuelo
Maldice la soberbia de su Tratado de Microeconomía y finge que no los ha visto
Aunque por el rabillo del ojo los sigue hasta perderles del todo en Calle Mosqueto....

Tras infructuosos intentos en toda la cuadra debido al llamado overbooking parejero
Ella sugirió ir a un hotelucho que conoció con veinte años recién llegada de Osorno
La torcida perspectiva de su jefe de amarla en un lugar políticamente incorrecto
Les hizo bajar bordeando y a toda prisa una atestada Calle Ismael Valdés Vergara
La mujer se detuvo a tomar aire y no pudo resistirse a mirar hacia el singular caballo
Y le enterneció ver a ese contumaz soñador dormido con Platón en el regazo....

En la salita de espera y poseído por esa díscola calentura el sexagenario hombre
Le susurra un aluvión de soflamas que tropiezan con unos pezones duros y erectos
Ella convoca más y más propuestas inspirada en aquel Tratado de Microeconomía
Con que ese hombre vecino y cliente acostumbraba hacerla reír hasta casi mearse
Y que en ocasiones la emocionaba leyéndole versos que hablaban de una puta
Versos escritos mientras ella le servía cafés por su cuenta y le desgranaba su vida
Al borde del colapso el vejete sube y sube la puntería de sus febriles ofertas
Sin reparar en la maliciosa mueca con que el encargado recibe los carnés y las lucas
Ni menos en el amistoso agarrón en el culo con que la despide en uno de los pasillos....

Al rato un techo descascarado y un grasiento ventilador en desuso que de él cuelga
Son testigos presenciales de cómo un flácido cuerpo sucumbe a la hábil estrategia
De esa escultural y exuberante mujer que vació con premura un gastado gimoteo
Con el prólogo de su particular kamasutra suavizado con guiños a Pepe Antártico
Nada más explotar en esos formidables pechos el hombre hospedó sus centímetros
En el dilatado y húmedo canal donde rubricó la transferencia del que era su café
Ella sonrió satisfecha y a modo de propina cabalgó con lujuria hasta que un orgasmo
La condujo hasta el Contemporáneo y la puso bajo las patas de ese singular caballo

Entonces y junto a ese contumaz soñador hizo suyo para siempre aquel Tratado de....


( Claudio Olivos - mayo de 2001 - Santiago de Chile )

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