miércoles, 11 de junio de 2008








" Sistemas de Juego "


Lo diré alto y claro:
Alto: ¿Es que no sois vosotros quienes habéis votado por la sugerente perpetuidad de este sistema?

En verdad, no lo entiendo. Banda de hipócritas. Rebaño de calzonudos. Azote de imbéciles.

Y claro: Así, cualquiera resuelve la incógnita de la ecuación. Ello porque la puta ecuación ya no es simple. Es simplista. Y rezuma aquello que tanto abunda. Egoísmo en forma de espuma desbordando el me cago en la leche.
Y cualquiera, con dos dedos de frente, es capaz de explicarla. Pero es políticamente incorrecto y, en lo económico, poco y nada rentable. Por eso, nadie lo hace.
Gentilmente, me ofrezco. Llevo tiempo dándome cuenta y, en cierto modo, mordiéndome la lengua....


Constructores (en lo más alto y fétido del honorable podio), terratenientes, pescadores y algún fichaje galáctico de última hora. Por ejemplo, camioneros (eufemísticamente llamados transportistas; capaces de complotar y derribar al más virtuoso y ejemplar de los ensayos democráticos.... ¿Os enteráis Kissinger, Pinochet, Onofre Jarpa y patronales varias...?)
Inmerso en esta convulsa semana ibérica, procurando mantener el tipo y atento a lo que se hace y lo que se deja de hacer, me permito ser más concreto:

En tiempos boyantes, estos nefastos especímenes, amparados en el favor político, en la irrisoria probidad, en la virtud acaparadora.... y ubicados en sus herméticas tribunas hacen de forofos irreductibles , ruidosos como el que más, -al estilo del vago ese del bombo-, gritando, celebrando a todo pulmón cada conquista, cada victoria de la niña mimada: la Economía de Libre Mercado. Manifestaciones a gran, a mediana, e incluso, a pequeña escala. Felices, eufóricos, haciendo piña, revolcándose en el salvaje y enlodado escenario que todo ello propicia.
No obstante, apenas se tuercen las cuestiones más domésticas de esas curiosas reglas del juego, en tanto algo o alguien les aborta sus manidas filigranas, sus jugadas de laboratorio, miran, primero de reojo, ya luego descaradamente al juez de la contienda. El mismo sujeto al cual demonizan insistentemente. El mismo ente al cual le hacen verónicas como a la peste.

Adivináis. El ESTADO. El malo de la peli. El represor. El corrupto. El ineficiente. El indeseable....
Y estos caraduras no se conforman con mirarle. Ni con pedirle que amoneste, que expulse a la circunstancia, al azar, al natural devenir de las cosas. No, nada de eso. Con esa cara que les sobra y que les caracteriza, después de profitar de sus merecimientos, después de ocultar el fulgor de sus trofeos en las Islas Caimán o en cualquier paraíso fiscal, tienen el descaro de amedrentarle.... Intentan sobornarle primero, al no conseguirlo, después lo chantajean. Algún osado no duda en agredirle, confiado en ser indultado tras la benemérita mediación de los Tribunales de Justicia, tan acertados o erráticos éstos, como el más listo o miope de los jueces de línea.

Así funciona esto. Como el chaval que, de domingo a jueves manda a tomar por culo a sus padres, pero que, llegado el finde, casual y milagrosamente, se vuelca hacia ellos, todo afecto, todo cariño (de lo más desinteresado, qué duda cabe) y les estira la mano seguro de merecer la más alta de las gratificaciones en forma de prima.

Aquí, tanto en la España Octava Potencia Económica Mundial como en la España Profunda, la culpa es de Zapatero. Por supuesto. Zapatero cincelado en forma de Estado. Demonio frívolo, sonriente, relajado. ¡Que malo eres José Luis! ¡Qué injusto eres con estos adalides de la sociedad! ¡Con estos precursores del Fair Play! ¡No hay derecho! ¡Qué cabroncete con la derecha! ¡Rojo guindilla!

ZP es el padre. Y la señora De la Vega, (por acusar a alguien) la madre. Y cualquiera de estos Hijos de la gran Puta, es ese chaval, devenido a vástago.
Muerta o desaparecida la Gallina de los Huevos (que no cojones) de Oro y enmierdados los papeles del decoro, (¡qué versazo!) el asunto que trato, toca cumbre y rompe a España. (Y no en dos como profetizan algunos; ni en diecisiete según los más persuasivos).
Esta vez rompe a España sobre el asfalto. En forma de masivo piquete o escuálida despensa.
Sí, dicho sea alto y claro.

Lo hace en forma de burdo terrorismo, dinamitando sin asco al de al lado. Lo hace en forma de chaval doctorado en finanzas, malagradecido con matrícula de honor.
Y lo peor de todo:
incapaz de finiquitar su artera jugada con alguna filigrana, lo hace marcando gol ya con la espinillera, ya con el culo, ya con la cara.
Con esa dura cara....

( Claudio Olivos - Junio 11 de 2008 - Paseo Imperial, Madrid )

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